APOYO URGENTE AL CIAM CANCÚN. Febrero y marzo 2011: APOYA NUESTRO PROYECTO. ¡TE NECESITAMOS!

26 de gen. 2011

APOYA NUESTRO PROYECTO. ¡TE NECESITAMOS!

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Ave. Tulum, Esquina Calle Lluvia Supermanzana 4 no. 186 Local A Planta Baja
Colonia Centro, Código Postal 77500, Cancun Quintana Roo, México.
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NUESTRA APARENTE RENDICIÓN.

TESTIMONIOS

FLOR, 12 años. “A mi me tomaron de mis papás en Guatemala, me trajeron a Cancún y aquí yo pedía en la calle, me traían tempranito en la mañana en un camión, a mi y otros niños de otras partes, nos soltaban en las esquina y Don Paco decía “Aquí piden y me guardan todo que los estamos vigilando cabroncitos. Y venía por nosotras en la tarde y ya si traíamos dinero nos daban un taco y si no pus ni comida porque no conseguíamos limosnas. Aquí en CIAM me trataron bien bonito, y me dan de comer y no me pegan. Ya buscaron a mis papás y me van a llevar con ellos y a decirles que me cuiden porque hay muchos que roban niñas en Guatemala. Aquí voy a la escuela y me enseñaron que eso que me violen los hombres no es normal y no está bien, porque yo también soy persona aunque sea mujer.”

RITA, 31 años. “El CIAM para mí es: seguridad, tranquilidad, confianza, amor, protección familia y hogar. Lo que me viene a la mente cuando lo pronuncio es el reconocer que nadie tiene derecho a tratarme como lo han hecho, que tengo que quererme por sobre todas las cosas, nunca dudar de lo que yo haga y reconocer cuando este actuando incorrectamente, asumir mis responsabilidades e identificar cuando violente o me estén violentando. Gracias por todo lo que me han dado les doy mi más sincera gratitud desde el fondo de mi corazón y todo mi ser.”

TOMÁS, 15 años. “El CIAM Cancún es como la luz en medio de una oscuridad inmensa. Cuando llegué aquí con mi Mamá, mi papá nos quería matar, a ella ya la había tratado de asesinar, a mi me quemaba mis libros y me golpeaba y humillaba todo el tiempo. Vendía drogas y quería que yo también vendiera, pero yo no quiero ser de esos. Aquí mi hermano y yo aprendimos a comunicarnos con mi mamá, aprendí que la violencia no es natural y que los hombres y las mujeres somos iguales por eso aprendí que uno elige si quiere ser violento y yo elijo que quiero ser buen hombre. A lo mejor voy a ser sicólogo de grande, como Enrique el del CIAM, para enseñar a los niños a no ser como mi papá”

SANDRA, 28 años. “Yo estuve en el CIAM hace seis años, llegué flaca y deprimida, me quería morir porque no entendía por qué tenía que ser prostituta. Mi abuela me puso en eso cuando tenía 15 años y allí conocí a mi esposo, que según esto me iba a rescatar (cuando tenía 19) pero luego me llevó a lo mismo. Yo me escapé de él con mi bebé y descalza, sin nada mas que mi miedo. Viví en el Refugio casi un año y estudié y me preparé, aprendí mucho y saliendo me consiguieron trabajo y me ayudaron a terminar mis estudios. Ahora trabajo en al recepción de un hotel de 5 estrellas y soy muy feliz. Nadie que me ve se imagina mi pasado. En el CIAM aprendí que cuando la gente te ayuda tu desarrollas tus herramientas para cambiar tu vida. Ahora yo hablo con las mujeres de los hoteles para enseñarles que la violencia no es natural y que podemos cambiarnos y cambiar al país.

SAMUEL, 5 años. “A mí lo que me gusta del CIAM y la Escuela para la paz es que aprendí que tengo sentimientos y que son míos y que puedo decirles a las personas cuando me los lastiman, en lugar de pegarles.”